ENCUENTROS ONÍRICOS-LIBRO GRATIS

Encuentros Oníricos

© Javier Trejo

© 2020 Enero Once Editorial

Primera edición en México: julio 2020

Colección: Máquina de trinos

Poesía y arte.

Imagen de portada:

Título: Encuentros oníricos

Técnica: Fotografía digital

Diseño de e-book:

© ENERO ONCE EDITORIAL

www.javtt11.wordpress.com

Correspondencia e informes:

javtt11@gmail.com

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni todo ni en parte, ni registrada en o transmitida sin el permiso previo y por escrito, de la editorial o el propietario del copyright.

Encuentros oníricos
8 de mayo de 2020
Javier Trejo Tabares







Golpear el teclado
No hay nada como golpear el teclado
tap, tap, el ritmo brutal de la noche
lápiz que está susurrando al papel
sé que las cartas tienen cartas dentro
porque no hay un final definitivo
ni un para siempre ni ningún jamás
“sueña”, es un verbo simplemente eterno
escribe, la sangre no tiene opciones
a ciegas, cuando los ojos revienten
percutir es tu mandamiento divino
a tientas, cuando las manos se rinden
escribir y darle cuerpo a la noche
a solas, porque no hay otra manera
excavar los diamantes de la vida.



Traslape
Tecleando le robo al tiempo su reloj
oír los fuertes golpes que son galopes
escribir con los dedos de los pies
la historia de un viaje sin terminar
tranvía, ficción del universo
había una vez, un novelista, digo,
y los protones de un jardín en Marte,
reptan montañas verdes elegantes,
así encender el anillo de Tesla,
el verso, el alma, el asteroide, el frío
la tinta, don Quijote, el agua, el Nilo
cuando me canso de escribir escribo
tanto pesa el genio idiota en mi taller
y aún así volar, águila, flamenco.



La grieta grita
Detrás de la oscuridad hay un abismo
donde el sueño duerme, cierra los ojos
la luz de los ocasos del cinismo
se tambalean y se hunden los despojos
detrás de los retazos de uno mismo
y telones y rejas y mallas
detrás de telarañas, de guaridas
detrás están las trizas bondadosas
la sangre brota en cada grieta rota
repica la sal mientras la ola grita
la historia escarmienta su herencia herida
que ocurre, que acontece y se repite
¿quién abandona al huracán sagrado?
En el oscuro abismo sin final.



Origen
Aspiro a un soneto salvaje y fiel
convicciones y caprichos varios
uno rebelde, florido, espinoso
cual enredadera mañosa, extensa
todo lo dice en una sola cifra
atroz, atroz, numera todo con metáforas
uno más doce más tres más diez más
maldito poema monumental
el soneto de una sola sílaba
que diga todo sin necesitar
más palabras que las que usa el silencio
aquel poema de una sola sílaba
mejor aún, de una línea, de un solo punto
el punto de origen, punto final.



Calendarios azules
Llegó la hora de cerrar los libros
todas las voces silencian de pronto
sus horas azules, horas profundas
secretamente se numeran, se restan
páginas repletas de calendarios
Simbad era un marino despiadado
terminal que termina determina
es desolado el viaje y no el viajero
son horas de dormir para los días
cansados están de tanto pasar
dar vueltas y vueltas y vueltas
están cansados de vivir y anhelar
dejar de vivir dejar de sufrir
recuerda que todo es azul, azul.



Enigma interior
Al rededor de ti, coraza roja
una envoltura de agujas doradas
el armadillo te obsequia su corola
si resuelves el enigma interior
quién responde y quién hace la pregunta
aquí dentro de una celda invisible
candidato que aprisiona sin barrotes
guarida que se extiende sin paredes
limitas los lasos lisos lo sabes
ni sonido ni silencio ni luz
iluminar los vértices sin lados
puntas de sol geométrico invertido
espantado corazón sin latido
el camino está ahí, sobre el camino.



Dirección inversa
Y cae en el abismo la hoja de otoño
el color a pétalo del coral
el pelo cae con un pálido espanto
cae el reloj, el campanario cae
cae Capricornio fuera del Olimpo
la mano arrugada de mi abuela
los mil años de un desierto agrietado
los ojos, los párpados, las lágrimas;
porque cuando me siento tan herido
allá donde el fotón quema la sombra
cae la barranca, la noche, la luna
las metáforas caen, acuchilladas
la sangre también cae, me vuelvo nada
el telón, la peste, el final; se acaba.



Arquitectura onírica
Sufrir una derrota sísmica
porque soy bruto, bruto y torpe magma
si mi corazón no fuera el Vesubio
y sangre y triglicéridos y aortas
óxido de hierro, agua y carbono
ríos de escombro sobre un cielo oscuro
este secreto no quebrantará
los cimientos rotos, todos los actos
la máquina de escribir se derrumba
en la palabra habitan mil ripios
sin el flujo de piedras y renglones
no explotará la vida en la novela
sin luz, el héroe extraviará la tierra
escritor: arquitecto de ficciones.



Encuentros
Dormir con un ángel entre las sábanas
descubrir la carne con una monja
penetrar en el sexo de una escriba
pintar luz sobre senos generosos
sobre el inmenso corazón de una madre
reseñar fielmente el rostro perverso
de una bailarina danzando en mí
una pequeña, tímida maestra
los ojos de una estrella estallan lejos
la clandestina mujer fugitiva
al desbordarse en un vientre infinito
y viajar en el cuerpo de una Venus
la rosa rebelde de dulce aroma
la norma incontenible del deseo.



Material interno
Habitan en el quebrantado cráneo
tontos fantasmas del egocentrismo
encima de ruinas antropológicas
el odio del odio, el días de los días
planetas culpables que orbitan raudos
sobre su propio eje avaricioso
cazando las iguanas fantásticas
verrugas, escamas, la piel de un monstruo
ahí están Edipo, también la Esfinge
había dejado de escribir, idiota
sobre reyes y pájaros malditos
el oro corre a la casa de empeño
a cobrar el precio por su cabeza
explotar, dinamitar, reventar.



Ángel celeste
Amor de una ladrona apasionada
lectora leona en plena cacería
Arcángel luminoso entre las sombras
quien tiene la fe para amar a ciegas
era una llegada inesperada
y luego una partida inevitable
con la necesidad de su presencia
en la vida, dos caminos tan juntos
que se confunden con un solo anhelo
sueños vivos; una vida dormida
disolver sutil el tacto astronómico
entregando un sacrificio al amor:
besos siderales que van viajando
sobre un cuerpo pleno de cicatrices.



Universos

No hay nada como golpear el teclado Tecleando le robo al tiempo su reloj Detrás de la oscuridad hay un abismo Aspiro a un soneto salvaje y fiel Llegó la hora de cerrar los libros Al rededor de ti, coraza roja Y cae en el abismo la hoja de otoño Sufrir una derrota sísmica Dormir con un ángel entre las sábanas Habitan en el quebrantado cráneo Amor de una ladrona apasionada

tap, tap, el ritmo brutal de la noche oír los fuertes golpes que son galopes donde el sueño duerme, cierra los ojos convicciones y caprichos varios todas las voces silencian de pronto una envoltura de agujas doradas el color a pétalo del coral porque soy bruto, bruto y torpe magma descubrir la carne con una monja tontos fantasmas del egocentrismo lectora leona en plena cacería

lápiz que está susurrando al papel escribir con los dedos de los pies la luz de los ocasos del cinismo uno rebelde, florido, espinoso sus horas azules, horas profundas el armadillo te obsequia su corola el pelo cae con un pálido espanto si mi corazón no fuera el Vesubio penetrar en el sexo de una escriba encima de ruinas antropológicas Arcángel luminoso entre las sombras

sé que las cartas tienen cartas dentro la historia de un viaje sin terminar se tambalean y se hunden los despojos cual enredadera mañosa, extensa secretamente se numeran, se restan si resuelves el enigma interior cae el reloj, el campanario cae y sangre y triglicéridos y aortas pintar luz sobre senos generosos el odio del odio, el días de los días quien tiene la fe para amar a ciegas

porque no hay un final definitivo tranvía, ficción del universo detrás de los retazos de uno mismo todo lo dice en una sola cifra páginas repletas de calendarios quién responde y quién hace la pregunta cae Capricornio fuera del Olimpo óxido de hierro, agua y carbono sobre el inmenso corazón de una madre planetas culpables que orbitan raudos era una llegada inesperada

ni un para siempre ni ningún jamás había una vez, un novelista, digo, y telones y rejas y mallas atroz, atroz, numera todo con metáforas Simbad era un marino despiadado aquí dentro de una celda invisible la mano arrugada de mi abuela ríos de escombro sobre un cielo oscuro reseñar fielmente el rostro perverso sobre su propio eje avaricioso y luego una partida inevitable

“sueña”, es un verbo simplemente eterno y los protones de un jardín en Marte, detrás de telarañas, de guaridas uno más doce más tres más diez más terminal que termina determina candidato que aprisiona sin barrotes los mil años de un desierto agrietado este secreto no quebrantará de una bailarina danzando en mí cazando las iguanas fantásticas con la necesidad de su presencia

escribe, la sangre no tiene opciones reptan montañas verdes elegantes, detrás están las trizas bondadosas maldito poema monumental es desolado el viaje y no el viajero guarida que se extiende sin paredes los ojos, los párpados, las lágrimas; los cimientos rotos, todos los actos una pequeña, tímida maestra verrugas, escamas, la piel de un monstruo en la vida, dos caminos tan juntos

a ciegas, cuando los ojos revienten así encender el anillo de Tesla, la sangre brota en cada grieta rota el soneto de una sola sílaba son horas de dormir para los días limitas los lasos lisos lo sabes porque cuando me siento tan herido la máquina de escribir se derrumba los ojos de una estrella estallan lejos ahí están Edipo, también la Esfinge que se confunden con un solo anhelo

percutir es tu mandamiento divino el verso, el alma, el asteroide, el frío repica la sal mientras la ola grita que diga todo sin necesitar cansados están de tanto pasar ni sonido ni silencio ni luz allá donde el fotón quema la sombra en la palabra habitan mil ripios la clandestina mujer fugitiva había dejado de escribir, idiota sueños vivos; una vida dormida

a tientas, cuando las manos se rinden la tinta, don Quijote, el agua, el Nilo la historia escarmienta su herencia herida más palabras que las que usa el silencio dar vueltas y vueltas y vueltas iluminar los vértices sin lados cae la barranca, la noche, la luna sin el flujo de piedras y renglones al desbordarse en un vientre infinito sobre reyes y pájaros malditos disolver sutil el tacto astronómico

escribir y darle cuerpo a la noche cuando me canso de escribir escribo que ocurre, que acontece y se repite aquel poema de una sola sílaba están cansados de vivir y anhelar puntas de sol geométrico invertido las metáforas caen, acuchilladas no explotará la vida en la novela y viajar en el cuerpo de una Venus el oro corre a la casa de empeño entregando un sacrificio al amor:

a solas, porque no hay otra manera tanto pesa el genio idiota en mi taller ¿quién abandona al huracán sagrado? mejor aún, de una línea, de un solo punto dejar de vivir dejar de sufrir espantado corazón sin latido la sangre también cae, me vuelvo nada sin luz, el héroe extraviará la tierra la rosa rebelde de dulce aroma a cobrar el precio por su cabeza besos siderales que van viajando

excavar los diamantes de la vida. y aún así volar, águila, flamenco. en el oscuro abismo sin final. el punto de origen, punto final. recuerda que todo es azul, azul. el camino está ahí, sobre el camino. el telón, la peste, el final; se acaba. escritor: arquitecto de ficciones. la norma incontenible del deseo. explotar, dinamitar, reventar. sobre un cuerpo pleno de cicatrices.